sábado, 7 de agosto de 2010

Usos del agua en la agricultura. Nalia Rosas







Uso del agua en la agricultura
Conforme las ciudades utilizan más agua para su población en acelerado crecimiento, la agricultura debe mejorar considerablemente la eficacia y productividad del uso que hace del agua
La productividad de las tierras de regadío es aproximadamente tres veces superior a la de las de secano. Más allá de este dato global, existen muchas razones para destacar la función del control de los recursos hídricos en la agricultura. La inversión en la mejora de los regadíos supone una garantía frente a las variaciones pluviométricas y estabiliza la producción agrícola, impulsando la productividad de los cultivos y permitiendo que los agricultores diversifiquen su actividad. Ello tiene un reflejo en un incremento y una menor volatilidad de los ingresos agrícolas.

A su vez, un sistema de producción predecible y estable tiene un efecto positivo en los proveedores de servicios para el sector, incrementando el efecto multiplicador no agrícola de la inversión. Además, la inversión en el fomento de aguas revaloriza la tierra. Las obras en pequeña escala para el acopio de aguas, el riego y el drenaje realizadas con mano de obra local son viables económicamente y, una vez que se ha instalado la infraestructura básica con financiación pública, también se hace viable una mayor inversión privada. Entre los efectos indirectos adicionales del fomento de aguas se encuentran la mejora de la nutrición a lo largo del año, un mercado laboral rural más activo, una menor emigración y una menor presión agrícola sobre las tierras marginales.

Desarrollo del riego y el drenaje en Uruguay

Aunque la precipitación media anual supera los 1 000 mm en la mayor parte de Uruguay, los períodos secos acentuados por la irregularidad de la lluvia mensual son muy comunes, especialmente de noviembre a febrero. Este déficit se incrementa de norte a sur. En estas condiciones, se practica una agricultura de secano pero se requiere un riego de apoyo para asegurar la producción de algunos cultivos como el arroz, la caña de azúcar o los cultivos hortícolas. En el caso de los frutales de hoja caduca y cítricos, el riego se considera necesario para asegurar la productividad y la calidad demandada por los mercados locales y de exportación.
Aunque se desconoce la superficie potencial de riego en Uruguay, la superficie total apta para el cultivo del arroz se estima en 605 000 ha (64% en la R. Este, 22% en la R. Centro, el 8% en la R. Norte y el 6% restante en otras áreas), sin considerar aquellas áreas que podrían ser transformadas mediante inversiones en drenaje.
El sector privado ha sido el principal motor del desarrollo del riego en Uruguay, especialmente los productores de arroz y compañías agroindustriales. Las superficies puestas en riego por el sector público se limitan a pequeños proyectos, que generalmente presentan un mantenimiento escaso y requieren rehabilitación. Estos proyectos son: Canelón Grande (1 100 ha), Colonia España (815 ha), Chingolo, Tomás Berreta (360 ha), Corrales (3 500 ha), Aguas Blancas (125 ha) o India Muerta, este último inicialmente concebido para 12 000 ha. Aunque la participación del sector público en la ejecución de obras de riego ha sido escasa, sí se han llevado a cabo numerosos estudios de factibilidad de medianos o grandes sistemas de riego, que generalmente no resultaron factibles técnica, económica o institucionalmente.
Desde el año 1996 hasta la actualidad, el Programa de Manejo de Recursos Naturales y Desarrollo del Riego (PRENADER), ha venido realizando una importante labor en la promoción del riego, alumbramiento de aguas subterráneas y construcción de obras de almacenamiento de agua con destino el riego.
La superficie bajo riego ha crecido de cerca de 52 000 ha en 1970 a 110 000 en 1986 y más de 155 000 ha en 1992. En la en la zafra 1997-98, sólo la superficie regada de arroz alcanzaba las 170 000 ha; este último cultivo ha tenido un crecimiento medio superior a las 10 000 ha/año en el período 1990-1997 (ver figura 1). En los últimos años también se ha producido un aumento en la superficie de frutales, cítricos, cultivos hortícolas no tradicionales y cultivos de verano (maíz y sorgo) bajo riego y ha sufrido una recesión la superficie bajo riego de la caña de azúcar.


La distribución por regiones de la superficie de arroz regada en la zafra 1997-98, en base a la Primera Encuesta Nacional del Arroz realizada por el MGAP, se detalla en la figura 2.
Figura 2. Distribución de la superficie de arroz sembrada bajo riego en la zafra 1996-97, por Departamentos.

El riego en Uruguay depende fundamentalmente de los recursos hídricos superficiales; la variación frecuente en los caudales y niveles de agua de los ríos hace que sean necesarias obras de almacenamiento y regulación o sistemas de bombeo de plataforma elevada para asegurar el suministro de agua. La totalidad del arroz en Uruguay se riega a partir de aguas superficiales, necesitando bombeo aproximadamente el 60% de esta superficie. En la zafra 1997-98, la superficie regada a partir de represa era de unas 80 000 ha, de las cuales cerca de 14 500 ha necesitaban el bombeo. Por otro lado, cerca de 90 000 ha se regaban mediante el bombeo directo desde un cauce natural. Cerca del 50% de la superficie de riego dedicada a cultivos hortofrutícolas utiliza aguas subterráneas, siendo el acuífero Raigón en la Región Sur y el acuífero Salto en la Región Norte, los más utilizados.
En el riego del arroz y la caña de azúcar se utiliza el riego por superficie, por inundación y surcos respectivamente. Por otra parte, la mayor parte del riego de los cultivos hortofrutícolas y plantaciones de cítricos presenta en la actualidad sofisticados sistemas de riego localizado que están reemplazando los más tradicionales de riego por superficie y por aspersión.
En lo relativo a la eficiencia en el transporte y aplicación del agua de riego, se pueden distinguir dos casos claramente diferenciados. En primer lugar, en el caso de frutales y hortalizas, donde cada vez son más frecuentes los riegos presurizados, el consumo energético y las características de las instalaciones hacen que la eficiencia sea alta. Por otro lado en el cultivo del arroz, el régimen de tenencia de la tierra (medianeros, que cultivan bajo contratos de arrendamiento de corta duración) y la rotación de cultivos (arroz y pasto) desincentivan el uso eficiente del agua, estimándose como cifra media un consumo de 15 000 m3/ha.

De la superficie en riego en la zafra 1996-1997, la mayor parte (93%) estaba dedicada al arroz, estando la superficie restante repartida entre la caña de azúcar (casi el 2%), los frutales de hoja caduca, cítricos y cultivos hortícolas, teniendo una importancia secundaria en superficie los cultivos de verano (maíz y sorgo), las praderas, viñedos y papa (ver figura 3).
La producción de frutales, tanto de secano como de regadío, se concentra casi exclusivamente en la Región Sur, fundamentalmente en el Departamento de Canelones, en las inmediaciones de Montevideo. En cuanto a las regiones citrícolas bajo riego, éstas se concentran sobre todo en las Regiones Norte (Salto y Paysandú) y Sur (Canelones y San José).
En la Región Norte se cultivan cerca de 600 ha de cultivos hortícolas (maíz dulce, brócoli y coliflor, principalmente) en Salto, existiendo una pequeña superficie de cultivo en invernadero o invernáculos (150 ha) y cultivos protegidos en Artigas (90 ha) dedicada a los cultivos hortícolas. También existen algunas superficies con sistemas de riego para protección contra heladas de bajo costo (quinchos) para cultivos de gran rentabilidad. Por otro lado, en esta Región (Salto y Artigas) también se cultivan 3 400 ha de caña de azúcar para la producción de alcohol, que se riegan por surcos.

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